Fobia escolar: qué es, síntomas, causas y tratamiento

La fobia escolar es un trastorno de ansiedad que interfiere en el rendimiento escolar y otras áreas.

Elisabet Rodríguez Camón es licenciada en Psicología y especializada en Psicología Clínica por la Universidad de Barcelona, máster en Psicopedagogía Clínica  por ITEAP, psicóloga infanto-juvenil y Psicopedagoga en despacho propio (Granollers) y en Centre d’Atenció Psicopedagògica Estudi (Sant Celoni) y redactora especializada en psicología y psicopedagogía en el portal web de Psicología y Mente.

La fobia escolar se asocia principalmente a la población infantil. Se trata de una psicopatología inquietante que conlleva dos tipos de consecuencias considerablemente interferentes para los pequeños: la primera hace referencia a las repercusiones en el área académica y la segunda se relaciona con las consecuencias a nivel emocional que pueden desencadenarse en el propio individuo.

Como ya se verá más adelante, una detección y una intervención tempranas van a ser fundamentales para mitigar el grado de gravedad y complejidad de las problemáticas mencionadas.

¿Qué es la fobia escolar?

La fobia escolar o rechazo intenso escolar va mucho más allá de la experiencia de determinados “temores” que pueden derivarse de la asistencia al colegio. El segundo aspecto deviene una respuesta de ansiedad, la cual se entiende como un tipo de reacción adaptativa de carácter puntual, si bien es cierto que genera una sensación considerable de malestar emocional en el pequeño.

Así, dicha expresión es relativamente común entre los menores, los cuales pueden manifestar este tipo de sensaciones aversivas de forma transitoria y sin complicación psicológica significativa a lo largo de su historia escolar.

Sin embargo, la fobia escolar reviste aproximadamente el 1,5% de prevalencia y se da en niños que han sufrido algún cambio vital relevante como el traslado a un nuevo centro educativo, que se encuentran en periodos de exámenes importantes o aquellos que presentan dificultades en habilidades sociales, entre otros factores.

Es más común en niños varones mayores situados entre los 11 y los 12 años y su inicio suele ser más abrupto en menores de corta edad respecto de los preadolescentes o adolescentes, en los cuales su comienzo es más insidioso y progresivo.

La fobia escolar se recoge dentro del DSM-V, el Manual Estadístico de los Trastornos Mentales, como una fobia específica ligada a una situación concreta, el contexto escolar. Por definición, una fobia consiste en la expresión de un miedo que causa una sintomatología ansiosa excesiva, desproporcionada, irracional, involuntaria, mantenida en el tiempo y significativamente interferente en la mayor parte de las áreas vitales personales.

En la fobia escolar el niño siente un temor intenso que le lleva a elaborar continuas quejas, conductas de evitación hacia el propio acto de asistir a la escuela así como en relación al repertorio de conductas que lo preceden como levantarse, vestirse, preparar la mochila, etc.

Cabe destacar la diferenciación de la fobia escolar respecto del trastorno de ansiedad por separación, en que la manifestación ansiógena principal deriva del distanciamiento del menor respecto de las figuras de apego más relevantes (los padres, principalmente). Usualmente el segundo deriva en el primero, aunque no necesariamente, ya que la causa más habitual de separación entre los progenitores y el menor coincide con el momento de asistir a la escuela.

Causas y factores de riesgo de este problema

Entre los signos que se observan más habitualmente como factores causantes en el desarrollo de la fobia escolar, se destacan los siguientes:

Síntomas y signos en el niño

Entre los signos observables en los niños que presentan rechazo escolar se encuentran:

Intervención y tratamiento psicológicos

Tres son los objetivos principales que se suelen presentar de forma habitual en los niños con fobia escolar, los cuales devienen las principales metas a trabajar desde un punto de vista terapéutico de forma conjunta tanto a nivel escolar, como a nivel familiar y a nivel individual.

Por una parte, la asistencia a la escuela debe restablecerse cuanto antes. Además deberán trabajarse las dificultades asertivas y las deficiencias relativas al autoconcepto con la finalidad de potenciar un nivel adecuado de autoestima y autoeficacia y una percepción realista y racional sobre las propias capacidades y características personales.

Finalmente cabe dedicar una parte de la intervención a orientar y dotar de pautas educativas a la familia con el objetivo de optimizar la relación entre los distintos miembros, facilitar la interiorización de indicaciones que posibiliten un mayor desarrollo de madurez, responsabilidad y autonomía en el niño. Para ello cabe realizar una fase de psicoeducación parental sobre los distintos estilos educativos y trasmitir la aplicación de repertorios conductuales basados en el estilo democrático.

En la consecución de los objetivos mencionados para la intervención de la fobia escolar y desde el enfoque de la terapia cognitivo-conductual, se plantea la utilización de componentes como:

A modo de conclusión

Como ha podido observarse, el abordaje de la fobia escolar debe ser temprano e implicar a todas las áreas que se relacionan con la problemática. Así, además de iniciar un proceso psicológico donde el niño puede trabajar con el profesional, la familia y la escuela también devienen partes fundamentales en el éxito de la intervención psicológica.

Como ocurre en muchos casos, una detección inicial se asocia con mayor probabilidad a un mejor pronóstico y a una intensidad menor de los síntomas manifestados.

Por ello es importante realizar un buen diagnóstico diferencial de los signos incipientes observados en el pequeño a fin de poder descartar que se trate de un miedo transitorio y adaptativo o, por el contrario, que revista una psicopatología más compleja.

Referencias bibliográficas:

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